Las artes son capaces de hacernos sentir y emocionarnos, nos mueven el espíritu y son capaces de conectar con nuestra inteligencia emocional. También el deporte es capaz de sacudir nuestro cuerpo y sacarnos de nuestra zona de confort para doblegar nuestras posiciones rígidas.
El ser humano es un compendio entre sus emociones, su cuerpo y su lenguaje en un espacio y en un momento determinado. Ante una información positiva nuestro cuerpo experimentará una reacción emocional y física que producirá una coherencia determinada, es decir que al incidir en alguno de estos tres elementos; emoción, cuerpo y lenguaje se produce un cambio en los otros dos.
El cuerpo es una máquina en relación con nuestro ser, cualquier emoción nos mueve por dentro y eso se refleja en nuestro aspecto exterior. Ante la tristeza, la pena o el dolor la mirada se apaga, la boca se cierra y se frunce el ceño, mientras que ante la alegría, el entusiasmo y la emoción los ojos, la sonrisa y la boca se abren y nuestro lenguaje corporal transmite fuerza y decisión.
Según pensamos, sentimos y según sentimos, actuamos y es la actuación lo que nos lleva al movimiento, nos condiciona el ánimo y la energía de nuestro cuerpo. Por eso se puede llegar a cambiar un estado emocional desde la actividad física y el deporte.
Cómo seres humanos que somos tenemos una coherencia entre estos tres elementos y al alterar uno de ellos produciremos un cambio en los otros dos provocando un nuevo estado emocional. Por eso podemos afirmar que el deporte mueve emociones.
El deporte puede servirnos de mecha para cambiar nuestras emociones. Se puede cambiar el estado de ánimo de una persona tan sólo moviendo su cuerpo, ejercitando sus músculos, sus articulaciones… al originar actividad física en su cuerpo se produce un cambio en su cabeza que conseguirá romper con ese dialogo interno que le bloquea, consiguiendo así estados emocionales de alta vibración.
La práctica habitual de deporte ayuda a romper conexiones tóxicas, desengrasa el cuerpo y aclara la mente. Cuando se siente una emoción negativa el cerebro está dando órdenes al cuerpo de que está mal, no hay ánimo, ni fuerzas, pero si en ese momento realizamos ejercicio físico y salimos de esa parálisis “emocio-mental” el cerebro recibe órdenes contradictorias y se produje una rápida mejora del estado emocional.
Está en nosotros mismos poder cambiar los estados de ánimo desde nuestro propio cuerpo e implantar el deporte en tu día a día. Porque el deporte no es una terapia temporal, es un estilo de vida y una forma de vivir.